LA ERE
CASO COLOMBIA
CASO COLOMBIA
La educación religiosa implica un proceso formativo encaminado a la adquisición de determinados valores e ideales que sirven de pilar al ser humano para la construcción de un proyecto de vida inspirado en el amor, la justicia, la libertad, la igualdad, la concordia y la dignidad humana.
El ser humano, como sujeto social que vive en relación con el otro, está abocado a la dimensión espiritual. La pregunta por el misterio, por lo extraordinario, nos traspasa y nos envuelve; es un sentimiento propio del hombre. Lo sagrado, entendido en esa relación con Dios, para el creyente, o en un plano del misterio englobante que causa admiración y fascinación, tanto para el creyente como para el no creyente; sucumbe en la persona de manera profunda hasta llegar a cuestionar lo más íntimo de su ser. Los hombres y las mujeres, sin importar su credo, permanecen en esta estrecha relación con lo simbólico sagrado y con el misterio, que habita el mundo y la misma vida.
La dimensión espiritual es inherente al hombre. Alguien que se considere a sí mismo ateo, también desarrolla una espiritualidad porque cree en algo, así no sea en Dios. En el hombre no creyente de todas maneras está presente la incertidumbre y un hálito de misterio ante las propias lógicas misteriosas del mundo natural y social.
Cuando me refiero aquí a la dimensión espiritual del hombre no lo quiero hacer desde un dualismo platónico; más bien, entender lo espiritual en el hombre obedece necesariamente a entendernos como seres sociales que trascendemos en el otro por la necesidad cósmica de encontrarme con un otro que me acompaña en el misterio de la vida.
Una educación de la dimensión espiritual apuntaría precisamente a la potencialización de lo humano ligado a lo sagrado. Esto inevitablemente lleva a un compromiso social con el otro que traspasa mi propia individualidad y egoísmo; para empezarme a construir junto a él a la luz del misterio que me hermana.
Ahora preguntémonos: ¿Cuál es el sentido y finalidad de la existencia humana? Esta pregunta desborda nuestro pensamiento. No tenemos una respuesta determinada para esta pregunta, es decir, en la experiencia de vida junto con el otro es donde cada quien va construyendo su propio sentido de vida enmarcado en lo comunitario. El misterio de la vida, de la muerte y de la finitud humana – entre otros- nos aparece constantemente; y es precisamente desde la dimensión espiritual y trascendental que debemos abordar estos cuestionamientos que nos abordan.
Es así como la ERE debe provocar en los estudiantes experiencias que produzcan pensar, reflexionar, meditar, es decir, la ERE debe provocar el despertar de la conciencia de sí mismo en torno al significado de la existencia humana. Hay que escudriñar esa relación con Dios, o con el misterio que nos habita, con lo inefable. En este sentido afirma Nelson Mafla Terán1:
En el despertar de la conciencia de sí mismo, la percepción del universo, la existencia de realidades que anteceden su presencia en el mundo y perduran más allá de su tránsito espacio – temporal aparece la necesidad de relacionarse con otros semejantes y a la vez diferentes a él, las razones últimas de la vida, la muerte, el amor, el dolor, y finalmente la intuición de otro superior, conforman esa realidad a la que podemos llamar religión.
La educación religiosa[2] en cuanto disciplina educativa, debe favorecer a los seres humanos a trascender en relación con la experiencia de lo sagrado, que a su vez, impulsa un pensarse a sí mismo junto con el otro y su entorno social. En este sentido, la ERE necesita de método, procesos pedagógicos, didácticos e investigativos orientados al estudio de lo sacro. Al respecto, la Arquidiócesis de Bogotá en Convenio con la Secretaría de Educación, citado por Mafla nos dice:
[…] que se vive en una sociedad dada, en el contexto de una religión, y en un determinado medio sociocultural, por lo cual estudia el hecho religioso en sus componentes histórico, doctrinal, cultural, moral, organizativo y documental en un nivel básico o de iniciación como corresponde a una educación básica. En un nivel de educación media, la relación con la cultura hace que la educación religiosa estudie diversas experiencias religiosas y compare las respectivas vivencias en las culturas.
La ERE como trasformación de realidades. Caso Colombia
La sociedad colombiana actual presenta procesos de desintegración social marcados por una pérdida de valores donde impera la consecución de los fines individuales sin importar la existencia del otro. Muchos dirigentes políticos y ciudadanos del común, motivados por el afán de dinero, han perdido sus valores y se vuelcan hacia lo ilegal, a la corrupción, a la deshonestidad, la trampa y la violencia. La consecuencia a nivel macro país es visible; han aparecido fenómenos como el narcotráfico, los paramilitares, guerrillas, delincuencia común, crimen organizado, mafias políticas, etc.
Las desigualdades sociales, nutridas por unos antivalores humanos, no permiten la feliz comunión entre los colombianos porque establecen un desequilibrio social donde más de la mitad de los ciudadanos no tienen las capacidades económicas y sociales mínimas para vivir con dignidad.
¿Qué puede hacer la ERE ante estas realidades injustas e indignas que se presentan en Colombia? Al respecto Mafla expresa como la ERE puede acelerar esos procesos de cambio de mentalidad, es decir, las realidades sociales solo pueden transformarse cuando las lógicas esquemáticas mentales de los ciudadanos den un salto del todo vale hacia el actuar responsable con el otro que me integra desde el misterio sagrado.
La ERE puede lograr la gran revolución del siglo si logra transformar la mentalidad de la población estudiantil con la ayuda de los fundamentos de la religión… una verdadera revolución es aquella que implica un cambio de paradigma, es decir, una nueva forma de interpretar y construir la realidad social… contribuye a crear cultura en cuanto aporta una visión del ser humano, del mundo y de un modo de ser hombre y mujer en el mundo… debe mostrar y orientar los alcances y los límites de la libertad humana en relación con las estructuras sociales, los derechos humanos y el uso correcto de la naturaleza
La ERE como motor social de transformación debe apuntar a modificar nuestro sistema de valores mezquinos; debe hacer experimentar al estudiante cualidades de bondad, amor, fraternidad, solidaridad, respeto y honestidad. Este cambio de mentalidad solo puede lograrse en profundidad cuando me vincule como hermano del otro ante el misterio sagrado que envuelve a la humanidad.
Una educación religiosa que no impacte positivamente sobre las realidades humanas está destinada al fracaso porque no está cumpliendo su objetivo fundamental. Sería una ERE frágil e inútil.
Bibliografía.
<! Nelson Mafla Terán. Finalidad de la educación religiosa escolar (ERE)
Jose Luis Cortés Salinas: antropología teológica de lo cotidiano como fundamento de la enseñanza religiosa escolar (ERE) en
Colombia.
Colombia.