Andrés Bello

Un mensaje a la Educación Religiosa Escolar

Andrés Bello nace el 29 de Noviembre de 1781 en la Capitanía General de Venezuela[1],  en una casa situada en el Callejón de las Mercedes en Caracas. 
Bello y su generación son influenciados por la Revolución Industrial[2] iniciada en Inglaterra en el año de 1770.  La revolución revela en Don Andrés, y en la humanidad entera, la posibilidad de un desarrollo económico y tecnológico ilimitado; que necesitaba de las materias primas  y de los mercados virtuales de colonias rezagadas en el orden internacional como la venezolana. 

Otro acontecimiento político que marca la vida de Andrés Bello, del pueblo Venezolano, y de toda Latinoamérica, fue la Revolución Francesa[3].  La Revolución plasma la idea de nación que irrumpe con el orden social de las monarquías asentadas por siglos.

El proyecto de Nación que se erigía en Venezuela exigía comprender que todo venezolano - por el simple hecho de pertenecer a la nación- tenía igualdad en derechos y en dignidad frente a cualquier otro conciudadano, sin importar la posición económica. Estas nuevas ideas procedentes de Francia guían el proyecto emancipador de Venezuela liderado por el General Francisco Miranda[4], quien junto a otros líderes de la región empiezan a impulsar una conciencia de identidad propia -desde Latinoamérica- alejada de los colonizadores.

Una gran parte de Latinoamérica se presenta en este contexto como Colonias de España, y esto implicaba una relación de sometimiento Rey / Súbdito.  El nuevo clima político latinoamericano, influenciado por Francia, veía en este tipo de jerarquizaciones humanas, relaciones injustas y anti natura porque el concepto de hombres iguales no aplicaba allí.

Venezuela inicia la lucha de emancipación de España hasta lograr el desprendimiento total del Imperio. Miranda lucha por un reconocimiento internacional de la independencia de su pueblo; y estas ideas son recogidas  y sistematizadas por Andrés Bello en 1832 cundo alerta sobre las nuevas repúblicas. 

Andrés Bello cobra importancia en este contexto político porque desde el ámbito cultural e intelectual va generando en los próceres  y en el pueblo venezolano y latinoamericano, conciencia de una identidad propia.  Bello es uno de los grandes intelectuales que ayudan a gestar y mantener el proceso revolucionario anticolonial de Latinoamérica ante España.  

El 19 de Abril de 1810, a la edad de 29 años, Bello pasa a servir como Secretario de la Misión Diplomática de la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII[5], rey de España.  Es convocado a esta Junta porque son ya reconocidos sus valores intelectuales, su dominio del inglés y su habilidad en el ejercicio de funciones administrativas.  La Junta estaba constituida por noveles diplomáticos, entre los cuales figuraba el Coronel Simón Bolívar y Luis López Méndez. 

Así, Andrés Bello se convertiría en maestro de diplomáticos y más que esto en introductor en el mundo  de las relaciones internacionales de dos compatriotas que por su inexperiencia iban a representar a Venezuela ante la más reputada potencia mundial en los momentos en que su país surgía en e l concierto de las naciones.  El maestro de 29 años era tan joven como sus diplomáticos discípulos, pero los aventajaba en ciencia y conciencia que fueron siempre los dos elementos constitutivos de su extraordinaria personalidad[6].

El Maestro de América, permaneció 19 años en Inglaterra haciendo sus labores diplomáticas y enseñando latín, griego y lengua española.  En estos años se produce una transformación de su personalidad.  El contacto cultural, el trato con otras gentes y otros ámbitos de estudio,  permitieron a Bello reflexionar más hondamente sobre la educación de las sociedades libre.

Luego de este tiempo de permanencia en Inglaterra, regresa a América con una misión educativa de establecer un magisterio formal en el continente emancipado.  Es así como acepta el cargo que le ofreció el gobierno chileno donde ayudó a estabilizar las instituciones de Chile, así como a elevar el nivel cultural de su población. El trabajo realizado en este país austral se expandió por todo el continente Americano sirviendo de ejemplo a las otras naciones.

Bello es consciente de que la educación con identidad latinoamericana es el motor que puede impulsar la formación de una nación libre e igualitaria para todos.

La independencia cultural de un pueblo ha de asentarse en los resultados de un proceso educativo totalizador que enraíce el razonamiento de sus ciudadanos en un amplio ejercicio de aprendizaje y asimilación de las bases sustantivas de una educación en los caracteres y contenidos de un momento de la civilización a que pertenece  y al estado social de la comunidad sobre la cual se aplica el proyecto educador

Ahora bien, a pesar de que Andrés Bello escribió algunas páginas sobre teoría y reflexión pedagógica, no se le puede considerar un teórico de la educación, sino un educador a la manera de Pestalozzi[7].  Su misión fue poner ciencia y cultura al servicio de la enseñanza y del aprendizaje;  para así llevar al hombre del común a redescubrir su tierra, su pueblo. 

“… En ese redescubrimiento de las cosas de su tierra y de su pueblo los hombres pueden encontrarse a sí mismos y aprender a valorar las ocultas virtualidades de la nación entera y a comprender el secreto de la acción mancomunada para realizar la obra de beneficio colectivo…enseñó al latinoamericano a mirar hacia la tierra con su riqueza de minerales, animales y plantas, con sus portentosos ríos, con sus mares  poblados de peces y moluscos, con sus altas montañas, sus variados climas y su suelo propicio para la agricultura. … enseño a valerse por sí mismos y suprimió las andaderas cuando pudieron andar solos, que es la culminación de la obra educativa, la libertad y autonomía del educando”.

Desde lo planteado por Andrés Bello, el Maestro de América, se puede vislumbrar cómo la falta de la identidad propia del pueblo latinoamericano continúa siendo un problema actual.  El modelo de vida Norte Americano -de neta influencia inglesa-, y el modelo Europeo,  continúan permeando las naciones latinoamericanas y continúan imponiéndose como  formas ideales de estar insertos en el mundo. 

En este sentido, la Educación Religiosa Escolar, en común unión con otras disciplinas, debe propender a que los estudiantes tengan conciencia de su ser latinoamericano, es decir, debe posibilitar, mediante la reflexión, ese cambio de mentalidad que nos lleva a ser lo que no se es.

Los currículos de la ERE deben estar construidos desde el ámbito de lo sagrado aplicado al entorno latinoamericano, para de esta forma  posibilitar al estudiante  descubrirse desde sus dimensiones humanas, psicológicas, culturales y espirituales, insertas en un espacio y tiempo propio que conlleva a una praxis social de bienestar, dignidad, igualdad y de libertad.

En este sentido, la ERE también debe tener una identidad propia y no debe estar apegada a modelos culturales y teológicos que no son de nuestra américa.



[1] La Capitanía General de Venezuela fue la organización político- militar -administrativa creada el 8 de septiembre de 1777; su finalidad fue unificar el control en el gobierno de las provincias establecidas en el territorio Venezolano. Esas provincias eran seis: la de Venezuela o Caracas, la de Maracaibo, la de Cumana. La de Guayana, la de Margarita y la de Trinidad.  Su autoridad era el Capitán General.  http://books.google.com.co/books?id
[5]http://bib.cervantesvirtual.com/bib_autor/Andresbello/obra6.shtml … un año después, el 19 de abril de 1810, el Cabildo de la ciudad discutió sobre la realidad política de España. Allí formaron la Junta Conservadora de los derechos de Fernando VII, para defender al monarca derrotado y deponer al capitán general de Venezuela, Vicente Emparan. El 25 de abril de 1810 se forma en Caracas la Junta Suprema de Gobierno, que convocó a las demás provincias a sumarse al movimiento, unas aceptaron y otras no. Posteriormente se llamó a elecciones para constituir un Congreso. 
[6] La Casa de Bello, Caracas, 1982. P XIV